La idea de que el lugar y la ubicación puede influir en la salud no es exactamente nuevo. Es una idea vieja y una fértil. Desde Hipócrates (circa siglo tercero antes de Cristo), se ha sabido que ciertas enfermedades como la malaria se producen en algunos lugares y no en otras (y por buenas razones). La malaria no es una enfermedad de la cima de las montañas. Se esconde en las tierras bajas donde se crían los mosquitos y pican, para transmitir el parásito de la enfermedad - plasmodium.

Una pieza clásica de la investigación en geografía médica se llevó a cabo en en 1854 como el cólera se apoderó de Londres. La cantidad de muertes sonó durante todo el día desde las torres de la iglesia. La gente temía que estaban infectadas por los vapores procedentes de la tierra. Un médico con el nombre de John Snow, pensó que, si podía localizar el origen de la enfermedad, podría ser contenido. Señaló mapas que muestran las casas de personas que habían muerto de cólera y la ubicación de las bombas de agua. Él encontró que una bomba, la bomba de público en la calle Broad, era fundamental para la mayoría de las víctimas. Se imaginó que el agua infectada de la bomba era el culpable. Él instruyó a las autoridades a eliminar la manija de la bomba, por lo que es inutilizable. El número de nuevos casos de cólera se desplomó. La bomba de Broad Street fue el origen del cólera.

En el siglo 20 un par de dentistas en Colorado notó que los niños que viven en zonas con altos niveles de fluoruro que ocurren naturalmente en las aguas subterráneas tenían menos caries dental . Su descubrimiento del valor de fluoruro de vino de la aplicación de la geografía médica (que, ya que esta es la geografía dental, podría ser mejor llamada geografía de la salud).